sábado, mayo 07, 2005

Lo importante y lo fútil

En Valparaíso está desarrollándose una historia bien descabellada.
La gata Luz, una minina que hacia lo que todos los gatos hacen cuando cazan una presa: jugaba con ella; claro que en este caso, la presa era un murciélago, y, aquí comienza lo descabellado de la historia, para su desdicha, el murciélago tenía rabia.

El servicio sanitario de Valparaíso decretó que la gata debía ser sacrificada por el riesgo que implica para las personas el que esté libre por ahí probablemente infectada con rabia.

Y aquí empieza lo bueno: la dueña del animal se negó a la muerte de su mascota, y la escondió (¿cómo hizo para esconder una gata, sabiendo lo escurridizos que son esos mininos?); y cuando se presentaron los encargados del sacrificio inquiriendo por el animal, la dueña dijo "no está".
Apeló a la justicia con lo que detuvo un tiempo la sentencia de muerte, pero el tribunal, falló en contra de la gata, por lo que debe ser sacrificada.

Independiente de mi pensamiento sobre los gatos, considero que hay cosas que debieran ser resueltas de otra manera. Conociendo personas que llevan años en los tribunales esperando ser escuchados, o esperando una resolución que les aliviane la carga de alguna manera, me resulta chocante que una gata tenga justicia antes que una persona.
Claro, en este caso el fallo le resulta desfavorable, pero el punto es que obtuvo que los tribunales le pusieran atención antes que a las personas.
Se invirtió tiempo, papeleo, abogados, jueces, secretarios, timbres, viajes de la dueña a los tribunales, faltó solamente el furgón-jaula para ir a buscar al felino y llevarlo a las audiencias.

En fin, me parece que esta felina prófuga de la justicia va a hacer gastar más recursos en buscarla y capturarla que en lo que habría costado ponerle una vacuna antirrábica (esto lo escribo en total ignorancia de si existe tal vacuna para los animales).

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